Respeto y aprecio.

Hoy un amigo ha recibido una carta del C.E.O. de su empresa que decía asÍ:

Estimados compañeros¨

Tanto si somos nuevos empleados como directores generales, a veces estamos tan ocupados con nuestro trabajo y nuestros problemas que no dedicamos tiempo a mostrar respeto y aprecio por nuestros compañeros y el trabajo que realizan.

Pero créanme que bien merece la pena dedicarle un poco de tiempo. El lugar de trabajo será más agradable para todos, ya que aquel que sea tratado con respeto también mostrará aprecio por los demás y prestará ayuda cuando sea necesario. Los departamentos donde el respeto es importante son departamentos más productivos. Esto, a su vez, favorece la creación de un negocio más provechoso y nos beneficia a todos: mayor seguridad laboral, más oportunidades de promoción y el orgullo y la agradable sensación que tienen las personas que trabajan en una empresa de éxito.

Todo el mundo necesita que lo respeten y le aprecien, ¡en cualquier caso, yo si!.

Así que empiecen hoy mismo, independientemente del cargo que ocupen. Pueden dar ejemplo tratando a los demás del mismo modo que les gustaría ser tratados, pueden animar a los demás cuando sea necesario y reconocer el trabajo bien hecho. ¡Les sorprendera el resultado!

APRECIO

 Después de leerla recorde una pequeña anécdota que me contó un viejo conocido en relación al aprecio, la historía comienza cuando la mujer le pregunta una noche a su marido:

– Oye, Pedro, si yo me muriera, te ibas a gastar una gran cantidad de dinero en flores para mí, ¿verdad?.

-Pues claro que sí, Marta. ¿Por qué lo preguntas?.

-Estaba pensando que las coronas  de 200 euros iban a significar entonces poco para mí. En cambio, una florecita de vez en cuando mientras viviera, significaría mucho.

El aprecio hay que trabajarlo día a día , reconociendo las aportaciones de los demás a nuestro trabajo. Los pequeños gestos con tus compañeros de trabajo o con tu equipo y las palabras amables pueden equivaler a una gran muestra de estima: Sonríe, invita a alguien a un café, haz un favor, presta un libro, habla bien de los demás, dá las gracias, telefonea a un amigo, etc, etc.

Procura aumentar la lista… «hasta el infinito y más allá» pero  por favor práctica todos los días por que cuando alguien se marche de la empresa los elogios estarán bien pero llegarán tarde como la corona de flores de Marta.

RESPETO

El miércoles me compré un libro de José María Polo titulado «Retribución emocional: Otras maneras de premiar la excelencia» y mientras cenaba en el hotel llegué hasta la siguiente historia…

«S.P.S es directiva y una extraordinaria profesional, muy exigente consigo misma y entregada al éxito de su empresa. Su carrera profesional estuvo colmada de éxitoa hasta que fue madre. Tuvo gemelos. A pesar de ontratar a una canguro y a una persona que le ayudaba en casa, optó por una reducción horaria de dos horas durante tres años con el fin de no delegar determinadas funciones que consideraba básicas para el crecimiento emocional de sus hijos. La empresa no lo vio con buenos ojos y el gerente le hizo la vida imposible. Le aconsejo efusivamente que no ejerciera su derecho de reducción horaria, pero S.P.S. consideró que su deber como madre era incuestionable y que tampoco era algo tan grave pues sólo se trataba de los tres primeros años. ¿qué suponian tres años en la vida profesional?. Desde que había comenzado a trabajar a los veinte años, no hacía otra cosa que entregarse, así que ¿por qué no iban a entenderlo?.

Su gerente, enfadado porque su consejo no había sido seguido no atendió sus argumentos, entendió la reducción horaria como causa de despido y como no podía alegarla directamente por ilegal, decidió iniciar una campaña de desacreditación paulatina y sutil: despacho directamente con los miembros del equipo de S.P.S., fomentó que se revelaran contra las decisiones de ella, la desautorizó en público, manifesto desdén hacia su labor profesional, le comunicó que era prescindible.

Consiguió degradar la autoestima de una excelente profesional con una brillante carrera. SPS lo pasó mal, negoció la salida de la empresa y se entregó a sus hijos. Al cabo de los tres años se incorporo brillantemente en otra empresa de la competencia. La ejecutiva perdonó pero no olvidó que en uno de los momentos más sensibles de su vida, no sólo no fue entendida y respetada sino que además fue castigada».

Esta historia demuestra una falta de respeto hacia la vida profesional de S.P.S., una falta de respeto a la familia de S.P.S., falta de respeto por el fomento de la vida privada y de la «vida interior» de S.PS.

Está claro que el talento, el compromiso y la involucración de los empleados es tan importante en estos momentos que el respeto no puedo ser un valor verbal de los directivos sino real. Los empleados no abandonan las empresas, sino a los jefes que trabajan en ellas.

Respeto y aprecio, dos valores necesarios para los directivos de este siglo.

Saludos

A.L.

 

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