Parece sencillo esto de hablar de gestionar el tiempo, lo complicado es aplicarse el cuento y para mi ha sido y es una de las habilidades más importante del liderazgo.
Una gran parte de de las cosas que pasan en el día a día que afecta a nuestro trabajo y al trabajo de los demás son consecuencia de una mala gestión del tiempo. Sólo hay que pensar como se nos alarga la jornada laboral porque se nos acumulan los temas y nos vemos obligados a tomar decisiones cada vez más precipitadas.
Esa sensación (muchas veces una realidad) de llegar tarde a muchos sitios en el mejor de los casos y de tener que cancelar reuniones o entrevistas en el peor. Nos sentimos que no llevamos las riendas de nuestro caballo, no controlamos, actuamos como a impulsos y en la mayoría de las veces sentimos ser «empujados» por otros.
Los problemas de fondo o los proyectos importantes se tratan indebidamente lo que provoca un aumento de los incidentes y conflictos dentro de nuestro equipo, de nuestro departamento, con los clientes que muchas veces intentamos superar con decisiones cada vez más precipitadas y que a su vez nos generan más problemas no sólo dentro del ámbito laboral sino también cambios de caracter, agresividad, nervios, fatiga, ansiedad y estamos a un paso del estrés.
Si estamos liderando un equipo no podemos permitirnos gestionar nuestro tiempo de una manera deficiente por que lo que contagiamos es nerviosismo a nuestros colaboradores, desorganizamos el trabajo, degradamos el clima laboral y el espíritu de equipo. Pero no sólo esto, la mala gestión del tiempo evoluciona hacia una mala comunicación con las personas que forman nuestro equipo porque por no tener tiempo, no lo tenemos ni para escuchar (algo básico en la comunicación) porque nuestros contactos con los colaboradores se hacen más superficiales y más distanciados en el tiempo.
La falta de información empieza a hacer mella en los resultados del equipo y empieza a producirse descoordinaciones en el trabajo que degenera en orientaciones o directrices mal definidos y con modificaciones frecuentes del trabajo.
Una mala planificación de nuestro tiempo anula nuestras habilidades asertivas, nuestros esfuerzos por desarrollar la empatía y en definitiva «cortocircuitando» el buen hacer del equipo.
Hemos hablando de de los cuatro pasos para no perder el tiempo en este post que pasaba por: Lee el resto de esta entrada »
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