A ver qué os parece …
Los líderes despóticos acaban ahuyentando a los empleados más capacitados. Y es que las personas más dotadas de cualquier campo -los individuos que más contribuyen al éxito de una determinada organización- no suelen soportar la lamentable situación generada y perpetuada por un mal jefe y no tienen reparo alguno en abandonar su trabajo y buscarse otro nuevo. Señalemos que el principal motivo de queja que suelen aducir los trabajadores para cambiar de empresa es el descontento con el jefe. En un mercado laboral estable y en el que no hay muchas dificultades para encontrar otro puesto de trbajo, es cuatro veces menos probable que quienes se hallan bajo las órdenes de un jefe al que aprecian cambien de trabajo que quienes se hallan bajo las órdenes de un mal jefe.
En una encuesta realizada a dos millones de empleados de setecientas empresas de Estados Unidos puso de relieve que la permanencia en un determinado puesto -y, en consecuencia también, el nivel de productividad- se corresponde muy positivamente con la cualidad de la relación qufe mantienen con su superior inmediato. Como observa Marcus Buckingham, de la Gallup Organization, que se encargó de analizar estos datos: «Las personas se sienten más comprometidas con sus jefes que con sus empresas».
La evidente conclusión puesta de manifiesto por todos estos datos es que el líder despótico solo tiene dos posibles alternativas: cambiar o abandonar su puesto.
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